En Venezuela hay un dicho que dice "en casa de herrero, el cuchillo es de palo" y nada más cierto en este caso para mi. Soy educadora de preescolar, y el comienzo de mi hija en la guardería fue mil veces más difícil para mi que para ella.
Es sin duda, un poco vergonzoso, contar que durante la primera semana de clases he salido llorando yo, a ver que me he llorado todo el proceso de adaptación hasta que me he adaptado (yo, porque ella ya estaba más adaptada, al punto de parecer que siempre había estudiado ahí). Sin embargo, aprovecho de escribirles para compartir un algunos de los detalles que considero importantes y que se deben tomar en cuenta al momento de comenzar el proceso escolar. Ya han pasado casi dos meses desde que comenzó en la guardería, y yo estoy super feliz (al igual que Carlota). Los cambios han sido impresionantes, ha aprendido mil cosas nuevas, habla mucho más, comparte, y lo más importante le gusta ir y se siente contenta con su colegio.
Ciertamente como docente lo sabía, pero ahora como madre lo ratifico aún mas, es importante mantener el período de adaptación al pie de la letra (sin titubear), aunque por momentos sientas que los estás dejando ahí para que sufran, ciertamente es un sufrimiento muy pasajero y comprensible, son cambios y siempre los cambios son difíciles. A algunos pequeños les costará un poco más y a otros menos, pero al final se terminan adaptando y teniendo una relación buena con su colegio, sus compañeros y maestros.
Sin duda alguna hay que mentalizarse y sobretodo confiar (creo que es una palabra clave en todo esto). Debes aprender a confiar aquello tan valioso como es un hijo, en unos completos desconocidos.....pues si. Es un proceso necesario y que definitivamente tarde o temprano va a tener que hacer, porque en algún momento de su vida debe empezar a estudiar.
Estoy convencida que mientras antes comiencen, menos les costará. Carlota ha empezado la guardería con dos años, y ya el año que viene debe ir al colegio (a infantil) pero al colegio como tal. Habrán cambios, las profes no son iguales, así que creo que el paso por la guardería lo tendrá como punto a su favor para por lo menos saber que no pasa nada si está algunas horas sin mamá y fuera de casa.
Yo tengo hasta el momento puras experiencias buenas de la guardería de mi pequeña, incluso almuerza y hace la siesta allá, cosa que me perturbaba en gran medida porque no necesito que esté hasta tan tarde en el cole. Pero ahora luego de haber superado la etapa de adaptación, puedo contarles que ha sido una excelente lección para ambas. Nos ha dado la oportunidad de crecer como madre e hijas de manera independiente, he visto que es una nena muy capaz de hacer cosas sola (como ponerse los zapatos sola y bien, o incluso cenar sola sin tener que darle la comida) y me ha permitido seguir promoviendo estas actitudes de autonomía en casa. En conclusión hemos crecido las dos.